Sánchez exhibe un cisma en la OTAN y Trump se lanza contra España

<p class=»ue-c-article__paragraph»>2035. Una década por delante. Ni Nostradamus, viendo el escenario actual de volatilidad y cambio de la política española, se atrevería a hacer una predicción, un pronóstico. Es el horizonte que se ha fijado la OTAN para que aliados alcancen una <a href=»https://www.elmundo.es/internacional/2025/06/25/685c089f21efa0183b8b45af.html»>inversión del 5% del PIB en Defensa</a>, donde España se adhiere, pero alza la mano para reivindicar una flexibilidad pactada con <strong>Mark Rutte</strong>, máximo representante de la Alianza, y quedarse en el 2% del gasto. «Es suficiente, realista y compatible con nuestro modelo social», defiende <strong>Pedro Sánchez</strong>. Aunque la OTAN mira a largo plazo, el Gobierno mira a corto. Cómo aguantar hasta 2027 en una situación de gran debilidad, con una presunta trama corrupta en el seno del PSOE y el Ejecutivo, que ha generado un profundo malestar en sus socios de gobernabilidad, dejando la legislatura en punto muerto. Esos mismos partidos que sustentan a La Moncloa no comulgan con un incremento del gasto militar, de ahí la decisión del jefe del Ejecutivo de confrontar con EEUU y desatar la ira de <strong>Donald Trump</strong>, que amenaza con hacer descarrilar la economía española.</p>

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 La cumbre de la OTAN concluye con la adhesión de los socios a elevar el gasto el Defensa al 5% del PIB, con el descuelgue de nuestro país  

2035. Una década por delante. Ni Nostradamus, viendo el escenario actual de volatilidad y cambio de la política española, se atrevería a hacer una predicción, un pronóstico. Es el horizonte que se ha fijado la OTAN para que aliados alcancen una inversión del 5% del PIB en Defensa, donde España se adhiere, pero alza la mano para reivindicar una flexibilidad pactada con Mark Rutte, máximo representante de la Alianza, y quedarse en el 2% del gasto. «Es suficiente, realista y compatible con nuestro modelo social», defiende Pedro Sánchez. Aunque la OTAN mira a largo plazo, el Gobierno mira a corto. Cómo aguantar hasta 2027 en una situación de gran debilidad, con una presunta trama corrupta en el seno del PSOE y el Ejecutivo, que ha generado un profundo malestar en sus socios de gobernabilidad, dejando la legislatura en punto muerto. Esos mismos partidos que sustentan a La Moncloa no comulgan con un incremento del gasto militar, de ahí la decisión del jefe del Ejecutivo de confrontar con EEUU y desatar la ira de Donald Trump, que amenaza con hacer descarrilar la economía española.

Sánchez defiende un proyecto político que tiene en el gasto social uno de sus pilares. Es una de las argamasas para unir a partidos de izquierda y conservadores. Ahí enmarcan medidas como la subida del salario mínimo, la revalorización de las pensiones, el ingreso mínimo vital… No dar la batalla en el rechazo a detraer dinero para estas partidas para meterlo en la caja de la Seguridad y Defensa habría dado a sus socios, con la paciencia ya rebosante, un argumento para que alguien detonase el botón nuclear de la legislatura.

«Si hubiéramos aceptado lo presupuestado habría que haber destinado hasta 2035 más de 300.000 millones. ¿De dónde salen? De más impuestos, de recortes en educación, en sanidad en las pensiones (…) Haber firmado el 5% hubiera sido un absoluto error«, defendió ayer Sánchez. Pese a las presiones, los ataques de la administración estadounidense, la cuestión doméstica es un factor clave para entender este choque sin precedentes, seguramente sólo comparable a lo que sucedió cuando José Luis Rodríguez Zapatero decidió retirar las tropas españolas de Irak.

Por su parte, la secretaria de Estado de Comercio, Amparo López Senovilla, dijo ayer que el Gobierno tiene una «amplia gama» de instrumentos comerciales para defenderse de posibles represalias como pueden ser procedimientos antidumping, salvaguardias comerciales o el instrumento público de compras que se acaba de poner en marcha en el ámbito de la Unión Europea.

Gastar 80.000 millones al año en Defensa supondría aminorar partidas sociales y una guillotina de los socios en la cabeza de Sánchez. Por tanto, su proyecto político y su supervivencia quedarían en entredicho cuando la legislatura se encuentra ya, ahora mismo, en punto muerto. Pero ese rechazo a llegar al 5% del PIB en Defensa ha tenido un daño colateral: el enfado de Trump, que ayer desde La Haya, y sólo unos minutos después de que Sánchez exhibiera su senda de gasto propia dentro de la OTAN situándola para los próximos años en el 2,1%, amenazó con desatar una guerra comercial contra España, más allá de la que ya tiene abierta con la UE.

«La economía va muy bien, pero podría torcerse si algo malo pasara. Estamos negociando un acuerdo de comercio con España y les voy a hacer pagar el doble«, afirmó el presidente de Estados Unidos al ser preguntado por la posición de Pedro Sánchez. «Y lo digo en serio. Me gusta España. Conozco mucha gente de España. Es un gran lugar y son grandes personas. Pero España es el único país que se niega a pagar», ha proseguido Trump, que ha rematado esta cuestión subrayando que es «injusto».

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Pese al incierto escenario que se atisba tras la amenaza de Trump – el Gobierno ya activó un plan de ayudas de 14.100 millones para «mitigar» los impactos negativos de la guerra comercial iniciada en abril contra el resto del mundo-, en La Moncloa a última hora de ayer restaban importancia a las palabras de Trump y recordaban que la política comercial se negocia en el marco de la Unión Europea. Fuentes del Gobierno evitan la confrontación con la administración estadounidense y no creen que las amenazas se terminen traduciendo en medidas concretas. España, de momento, no prevé una respuesta diplomática.

En el intento de trasladar que el vaso está medio lleno y que no hay crisis, la cumbre de la OTAN se salda con un señalamiento internacional sobre España. En las horas previas las críticas eran ya muy notables. Por parte de Dinamarca, Polonia o de los países nórdicos, por ejemplo, que consideraban que la negativa de Sánchez a elevar el gasto más allá del 5% era injusta y que suponía un «mal ejemplo». Incluso Bélgica, que en algún momento pareció que podía ser un aliado español, calificó irónicamente a Sánchez de «genio».

El secretario general de la Alianza también apuntó a España antes de inicio de la cumbre, el martes, cuando aseguró que no había ningún acuerdo con Sánchez y que el 2,1% no sería suficiente para hacer frente a las capacidades militares asignadas. Una clara corrección, opiniones contrarias. Y por parte de Estados Unidos también se afirmó que España era un problema. Lo hizo Trump y lo hizo el secretario de Estado, Marco Rubio.

Hubo un momento, cierto es, que parecía que la situación se iba a quedar ahí. No era poco, por supuesto, pero tras la firma del acuerdo la situación pareció relajarse. Los aliados, sin incluir el término «todos» por exigencia de España, acordaron llegar al 5% de gasto en Defensa bajo el formato 3,5%+1,5%: la primera parte destinada a inversión militar dura y la segunda, en ámbitos ligados a la seguridad como las infraestructuras críticas y la prevención de ciberataques.

El texto aprobado también dice que «la trayectoria y el equilibrio del gasto en virtud del plan se revisarán en 2029, a la luz del entorno estratégico y de los Objetivos de Capacidad actualizados». Esto supone que dentro de cuatro años la OTAN analizará si el 5% pactado sigue siendo suficiente, si hay que aumentarlo o hay que rebajarlo -esto último, poco probable-.

«Estamos de acuerdo en que estamos en desacuerdo», se limitó a responder Rutte cuando fue preguntado por la posición de España. Es el único país que ha rechazado abiertamente el objetivo, y aunque hay otros que han hablado de flexibilidad y han mostrado dudas, como pueden ser Italia, Canadá o la citada Bélgica, nadie lo hizo con la obcecación de Sánchez. Su futuro político estaba en juego, claro.

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