<p>Gastar los ahorros en un vuelo que antes costaba una tercera parte, dormir después en el aeropuerto por los <strong>retrasos causados por un ciberataque</strong> o una alerta de drones, tratar de no pensar en la posibilidad de un accidente por los problemas con las piezas de repuesto, y al regresar dar vueltas por el cielo de Moscú esperando que los ucranianos permitan tener un aterrizaje en paz. Volar en <a href=»https://www.elmundo.es/internacional/rusia.html» target=»_blank»><strong>Rusia</strong></a> se ha convertido en un nudo en el estómago por <a href=»https://www.elmundo.es/internacional/2025/07/28/68870788fdddff60768b459d.html» target=»_blank»>culpa de la <strong>guerra</strong></a>.</p>
Alertas de drones ucranianos en los cielos rusos y ciberataques de grupos piratas pro Ucrania provocan retrasos y la cancelación de centenares de vuelos en Moscú y en San Petersburgo
Gastar los ahorros en un vuelo que antes costaba una tercera parte, dormir después en el aeropuerto por los retrasos causados por un ciberataque o una alerta de drones, tratar de no pensar en la posibilidad de un accidente por los problemas con las piezas de repuesto, y al regresar dar vueltas por el cielo de Moscú esperando que los ucranianos permitan tener un aterrizaje en paz. Volar en Rusia se ha convertido en un nudo en el estómago por culpa de la guerra.
Hace 10 años el aeropuerto de Sheremetyevo colocó máquinas expendedoras donde podías comprar «comida para astronautas». Los moscovitas sentían que conquistaban el ‘espacio exterior’ cabalgando aerolíneas de bajo coste. Hace dos semanas comenzaron a distribuir colchones a los pasajeros de vuelos retrasados.
Los drones ucranianos bloquean cada vez más los cielos de Rusia. Según el Ministerio de Transporte, solo del 19 al 22 de julio, se cancelaron 517 vuelos en los aeropuertos de Moscú y San Petersburgo. Normalmente, las restricciones duran varias horas, tras las cuales el aeropuerto reabre. En mayo sólo hubo seis días en los que no tuvo que cerrar ningún aeropuerto de Rusia. Además, la flota de aviones del país se está reduciendo constantemente bajo el peso de las sanciones.
La semana pasada ha sido una de las peores para viajar. La aerolínea de bandera rusa Aeroflot canceló docenas de vuelos el lunes después de que un grupo de piratas informáticos proucranianos se atribuyera la responsabilidad de un ciberataque a los sistemas de la aerolínea. Aeroflot dijo que estaba experimentando interrupciones en el servicio de todos sus sistemas. A última hora de la mañana del lunes, al menos 49 vuelos de Aeroflot, en su mayoría nacionales, habían sido cancelados, según los rastreadores de vuelos en línea. En total las compañías Aeroflot, Rossiya y Pobeda cancelaron más de 100 vuelos. Un grupo de piratas informáticos autodenominado Silent Crow se atribuyó la responsabilidad del ataque y afirmó que lo había realizado junto con un grupo bielorruso llamado Cyberpartisans BY. «¡Gloria a Ucrania! ¡Viva Bielorrusia!», declaró en un comunicado Silent Crow, que confirmó que el ataque estaba directamente relacionado con la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia y amenazó con publicar «los datos personales de todos los rusos que alguna vez volaron con Aeroflot».
El propio portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, admitió que el ataque fue «bastante alarmante» y el Fiscal General ruso confirmó que los problemas fueron resultado de un ciberataque. A esas horas, en el aeropuerto Sheremetievo de Moscú, se habían formado ya largas colas debido a la interrupción de las operaciones de Aeroflot. La restauración parcial de los sistemas informáticos de Aeroflot tras el ciberataque podría tardar hasta dos meses, y la restauración completa, hasta un año, según informa el diario ruso Kommersant. Según el medio iStories, a principios de junio, casi dos meses antes del ataque informático a gran escala contra los sistemas de Aeroflot, la aerolínea firmó un acuerdo de colaboración con el integrador de soluciones informáticas Bastion. Casualmente, Bastion fue fundada en 2018 por Boris Korolev, hijo del subdirector del FSB, Serguei Korolev.
El aeropuerto de Sheremetievo, donde la gente durmió sobre césped artificial debido a los retrasos de los vuelos, se quejó de las imágenes de «multitudes de pasajeros». Lo consideran una «provocación». El viajero patriota debe hacer cola en silencio, no sacar fotos que dañen la moral y confiar en que un día las cosas volverán a ser normales.
La situación empeoró de golpe ya en 2022 y los rusos, tras pasar confinados parte de 2020 como en muchos otros países, siguen metidos en una distopía. Inmediatamente después del inicio de la guerra, se cerraron varios aeropuertos del sur de Rusia: lugares a los que antes se llegaba en horas ahora implican una noche en tren. Tan solo dos días después del inicio de la invasión, la Unión Europea prohibió por completo la venta y el arrendamiento de repuestos y aeronaves, y cerró los cielos a los vuelos procedentes de Rusia. Los medios publicaron que la aviación del país entraba en «modo supervivencia», recurriendo a ‘canibalizar’ las piezas de unos aviones para mantener a otros volando.
El pasado jueves 24 de julio, un avión de pasajeros An-24 de Angara Airlines se estrelló en el Lejano Oriente. Volaba de Jabárovsk, vía Blagovéshchensk, a Tynda, en la región de Amur. Las 48 personas a bordo murieron: seis tripulantes y 42 pasajeros, incluidos siete niños. Todavía se están investigando las causas, pero como declaraba un experto en un medio ruso recientemente «la situación actual de la aviación civil en Rusia es tal que cualquier inspección detecta una infracción».
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