Informe histórico en Australia: el Parlamento de Victoria reconoce que hubo «genocidio» contra los aborígenes

<p><i>Yoorrook</i> significa <i>verdad</i> en la lengua wemba wemba/wamba wamba de los clanes aborígenes que vivían en el noroeste de <strong>Victoria </strong>y el suroeste de <strong>Nueva Gales del Sur</strong> hace al menos 23.400 años. También es el nombre que se le ha dado al extenso informe que ha confirmado por primera vez en la historia de Australia una realidad punzante: que las Primeras Naciones de Victoria han sufrido <strong>»genocidio»</strong> y<strong> «crímenes contra la humanidad» </strong>a manos de los colonizadores británicos.</p>

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 Las conclusiones llegan tras cuatro años de investigación y más de 1.300 testimonios públicos y más de 10.000 documentos  

Yoorrook significa verdad en la lengua wemba wemba/wamba wamba de los clanes aborígenes que vivían en el noroeste de Victoria y el suroeste de Nueva Gales del Sur hace al menos 23.400 años. También es el nombre que se le ha dado al extenso informe que ha confirmado por primera vez en la historia de Australia una realidad punzante: que las Primeras Naciones de Victoria han sufrido «genocidio» y «crímenes contra la humanidad» a manos de los colonizadores británicos.

La Comisión de Justicia de Yoorrook sobre la verdad ha presentado sus conclusiones y una serie de un centenar de recomendaciones ante el Parlamento de Victoria después de cuatro años de investigación y tras más de 1.300 testimonios públicos y más de 10.000 documentos. Se ha determinado que, desde «la invasión colonial» de 1834, los habitantes ancestrales de este Estado sufrieron asesinatos en masa, infecciones mortales, violencia sexual, robo de niños -separados de sus familias, de sus lenguas, de sus culturas y de su identidad- o pueblos enteros apeados de sus tierras y de recursos naturales y esenciales como el agua.

El reporte también indica que, como consecuencia de estos atropellos, los aborígenes siguen padeciendo injusticias sistémicas en la actualidad, como exclusión social y económica que derivan en adicciones, suicidios o en encarcelaciones masivas. Hoy en día, los aborígenes y los isleños del Estrecho de Torres componen un 36% de todos los prisioneros australianos a pesar de no llegar ni al 4% de la población total del país. Son la minoría más encarcelada del mundo.

Algunos extractos de este informe revelan que la comunidad de las Primeras Naciones de Victoria «fue diezmada» como resultado de «un plan coordinado de diferentes acciones dirigidas a la destrucción de los fundamentos esenciales» de sus vidas. Además, señala que «los sistemas coloniales» les impidieron «participar en la vida económica y en la creación de riqueza» o el acceso a «educación, a oportunidades de empleo y a posesión de propiedades». El objetivo de este documento histórico elaborado por indígenas australianos es que quede constancia pública y oficial sobre «la verdad» con el fin de «sanar y reconciliar». También buscan un resarcimiento por los daños causados que consisten en compensaciones monetarias como desgravaciones fiscales u otros beneficios.

Entre las recomendaciones que sugiere la Comisión de Justicia de Yoorrook, hay algunas en materia de educación, donde piden que haya una presencia de la perspectiva aborigen en el sistema educativo de Victoria, que los profesores reciban cursos sobre el esclarecimiento de la verdad de los pueblos originarios o que en las universidades sean los propios indígenas los que impartan asignaturas sobre su historia. Otras sugerencias que aparecen en el reporte tienen que ver con el sistema de salud, donde se menciona que existe un «racismo endémico» basado en «un número significativo de evidencias que dañan sus experiencias»; con los derechos de las tierras, para que sean devueltas en los casos en las que fueron «regaladas» a instituciones públicas, iglesias o universidades; o que haya una mayor representación aborigen en la toma de decisiones que les atañe.

Está por ver si estas recomendaciones son tomadas en serio ya que un paquete de 46 sugerencias elaboradas en 2023 aún están en el limbo. Aquel año, Australia votó no al referéndum sobre la voz de representación indígena que proponía un cambio constitucional para establecer un órgano consultivo no vinculante sobre asuntos de las Primeras Naciones.

La primera ministra del Estado, Jacinta Allan, ha afirmado que se trata de un «informe histórico» que arroja luz sobre «duras verdades» y una «oportunidad histórica para escuchar las historias de nuestro pasado que han sido enterradas». Han sido los testimonios de los propios protagonistas los que han desenterrado -y oficializado- su realidad.

«Con dos semanas, fui adoptada para vivir una vida de colonos blancos. No descubrí mi herencia aborigen hasta casi los 60 años de edad», confiesa la víctima anónima 1.363 que participó en esta comisión. «No tengo papeles que me relacionen con mi pueblo, pero encontré a mi familia biológica, por desgracia, unos años después de que mi padre hubiera muerto. Me robaron mi cultura, mi identidad y mis conexiones, y ahora estoy luchando por establecerlas«, reconoce. Se trata de un testimonio de los miles que pueblan Victoria y el resto del país.

Aunque con cautela y cierto escepticismo, el informe de Yoorrook aviva la esperanza para que se llegue a uno de los objetivos de buena parte de los aborígenes e isleños del Estrecho de Torres: «un Tratado que sirva como el final de la guerra declarada a las Primeras Naciones en el momento de la invasión», tal y como reconoce a este periódico la senadora aborigen independiente, Lidia Thorpe. «Que reconozca nuestra soberanía y que sirva de marco para avanzar, permitiéndonos abordar la opresión y las injusticias y crear un futuro conjunto y más brillante en este país».

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