<p><strong>Federico Borello</strong> (Milán, 1972) es director ejecutivo en funciones de <strong>Human Rights Watch</strong> (HRW) una organización no gubernamental dedicada a la investigación, defensa y promoción de los derechos humanos. Cree que «muy pocos podrán mirar atrás en 30 años y estar orgullosos de cómo afrontaron esta crisis de Gaza».</p>
Este experto en derechos humanos es muy crítico con la posición de EEUU y también de la UE en torno a la crisis de la Franja palestina
Federico Borello (Milán, 1972) es director ejecutivo en funciones de Human Rights Watch (HRW) una organización no gubernamental dedicada a la investigación, defensa y promoción de los derechos humanos. Cree que «muy pocos podrán mirar atrás en 30 años y estar orgullosos de cómo afrontaron esta crisis de Gaza».
- El año pasado, en diciembre, HRW ya lanzó contra Israel la acusación de genocidio, incluso han hablado también de «exterminio». ¿Llegamos tarde?
- En nuestro informe decimos «actos de genocidio». La distinción parece sutil, pero es importante para nosotros porque la legitimidad de Human Rights Watch es el rigor de nuestra investigación en nuestras conclusiones legales. Los actos que hemos visto son actos que constituyen un crimen de genocidio. Lo que nosotros no podíamos probar con nuestra investigación era el intento de cometer genocidio, porque eso requiere, según el Tribunal Internacional de Justicia, que sea el único intento que se puede deducir de los actos. Tuvimos un debate interno y, al final, dijimos: esto va en esa dirección. No podemos concluir que es eso, pero los actos y las consecuencias son esas.
- En cambio, la Unión Europea nunca ha llegado ni siquiera a usar el término crimen de guerra para describir lo que está pasando. ¿Por qué?
- Es una vergüenza para Europa. Y eso se debe a la falta de una visión única de la política exterior basada en los valores que, teóricamente, son propios de la UE. Cuando vemos crímenes cometidos por Putin en Ucrania, usamos todos los términos y justamente. Pero cuando se trata de alguien que, según muchos países, es un aliado, la situación siempre se vuelve muy complicada. Y eso es complicidad. Igual que continuar vendiendo armas a un gobierno que las usa para matar civiles, en contra de la legislación europea. Son los actos más graves que -aparte de la complicidad de Estados Unidos, que es a otro nivel- permiten la continuación de esos crímenes. Si Europa y Estados Unidos hubieran sido fieles a sus principios desde el inicio, hoy no tendríamos este nivel de violencia contra civiles. Los intereses de la realpolitik resultaron más importantes que la vida de miles de personas. En un mundo en el que estamos perdiendo a Estados Unidos, la ausencia de Europa se va a sentir mucho más todavía en el ámbito de los principios y de los valores.
- HRW ha denunciado los planes para destruir las infraestructuras en Gaza y el proyecto de concentrar a la población palestina en una franja mínima. Parece que el objetivo es en realidad que se vayan de ahí. ¿Dónde estamos ahora?
- Lo han dicho muchos miembros del Gobierno israelí. El Tribunal Internacional de Justicia, cuando admitió el caso de Sudáfrica contra Israel por genocidio, usó todas esas declaraciones de ministros y de altos funcionarios para concluir que hay caso. Si sigue así la situación no va a haber nadie que se vaya [de Gaza] porque se van a morir todos de hambre. No sé cuál será el objetivo de Israel, pero ahora los actos están conduciendo a la muerte cada día. Y una hambruna no se para de un día para otro haciendo entrar cuatro camiones: tarda semanas y deja consecuencias gravísimas en la vida, sobre todo en la de los niños, que se están desarrollando. Así que la magnitud de sus crímenes y de ese horror es muy fuerte. Ahora algunos quieren reconocer a Palestina. Lo que hay que hacer es dejar de vender armas, poner encima de la mesa consecuencias económicas: el acuerdo comercial de la Unión Europea con Israel. Creo que el Gobierno español está a favor de suspender ese acuerdo comercial. Hace falta mucho más. Muy pocos podrán mirar para atrás en 30 años y estar orgullosos de cómo afrontaron esta crisis.
- Pensando en Rusia y en Israel, da la sensación de que son dos países que, por razones históricas, por lo que han tenido que sufrir en el pasado, son como eternamente inocentes, son inmunes a todas estas categorías de culpabilidad.
- El sentido de culpa histórico es algo que los psicólogos podrían estudiar. Añado otro país: Ruanda. Claramente fue abandonado en un momento terrible, cuando 800.000 personas fueron asesinadas en tres meses. Y eso ha dado a Paul Kagamelicencia para matar en el Congo durante 30 años. El antisemitismo es un fenómeno que existe todavía y que debe ser combatido, pero no debe ser usado como un pretexto para cometer las mismas violaciones contra gente inocente. Hace unos días, en The New York Times, Omar Bartov, un estudioso del Holocausto muy interesante, señaló que dejar pasar lo que está sucediendo [en Gaza] disminuye el valor histórico del concepto de genocidio, porque deriva en una aplicación selectiva de esta categoría de crimen.
- ¿Cuál es ahora mismo la situación con los camiones de ayuda humanitaria? Israel también está culpando a Hamas de retener esa ayuda.
- No hay ninguna evidencia de que eso pase de manera sistemática. Israel nunca aportó esas pruebas. Hay una falta de voluntad de Israel que hace que no pasen camiones.
- ¿Reciben muchas presiones para no usar un lenguaje tan duro con Israel?
- Una gran decisión de los que fundaron Human Rights Watch hace 50 años es no aceptar ni un dólar o euro de ningún gobierno en el mundo. HRW está íntegramente financiada por [aportaciones de entes] privados. No sentimos esa presión tan fuerte como nuestros colegas que tienen ese tipo de financiación. Pero somos criticados, nos atacan. Acabo de recibir tuits por lo que dije de Finlandia y su decisión de retirarse del tratado antiminas. Nosotros dijimos que retirarse es un grave error.
- Ucrania también se ha ido de ese tratado contra las minas.
- Sí. Y los países bálticos y Polonia.
- He leído a algunos ucranianos y bálticos contestando a críticas como la suya, diciendo literalmente que es fácil criticar el regreso a las minas cuando estás en Washington, pero no cuando vives al lado de Mordor.
- Entiendo las preocupaciones militares. Pero todo eso se ha analizado durante décadas, y la conclusión a la que llegaron más de 100 países, es que el nivel de sufrimiento que infligen esas armas a civiles, durante años y décadas después de la guerra, es tan alta que no justifica la ventaja militar. Porque el mismo argumento lo podrías hacer con cualquier arma: un arma nuclear, un arma química… ¿Dónde ponemos el límite?
- Y ahora resulta que el país más minado del mundo, si no me equivoco, lo tenemos en Europa: Ucrania. ¿Qué va a ser de nosotros? En algún momento podremos recuperar la Europa en paz que conocimos.
- A nivel personal, lo que puedo decir es que yo no creo que vayamos a volver. Nunca se vuelve a lo de antes, así que no sabemos a dónde vamos. Pero yo creo que si nos unimos como europeos alrededor de los valores, computará en nuestro interés de seguridad. La mejor defensa que tenemos es el respeto a los derechos humanos, a la democracia. Pero eso serán decisiones que tendrán que tomar nuestros líderes y también la población cuando vaya a votar. Los próximos 10 o 20 años serán muy importantes para el futuro de Europa. Y espero que podamos volver al espíritu de la Conferencia de Helsinki de 1975, como hemos hecho estos días de vuelta aquí, [en la Conferencia Helsinki+50, en la capital finlandesa], porque se llegó al espíritu de Helsinki después de mucha violencia. Después hubo ciclos en la historia, y esperamos que esto pase.
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