<p>La Casa Blanca anunció el martes por la noche, a través de canales indirectos, que el presidente Donald Trump había decidido suspender, al menos temporalmente, <a href=»https://www.elmundo.es/internacional/2025/07/02/686512b0fdddffb2278b456d.html»>el envío a Ucrania de material militar indispensable</a> para su defensa. La <strong>pausa</strong>, la segunda desde que Trump llegó al poder en enero, <strong>llegó sin aviso previo</strong>, sin una razón sólida aparente y apenas <strong>unos días después de la cumbre de la OTAN</strong> en La Haya, en la que la cuestión ucraniana quedó muy relegada por órdenes estadounidenses, pero en la que el presidente estadounidense indicó su <strong>predisposición a seguir enviando baterías antiaéreas</strong> hasta que Vladimir Putin aceptara un alto el fuego.</p>
Washington dejará de dar interceptores de defensa aérea, bombas y misiles guiados de precisión, cruciales para contener los ataques cada vez más intensos de Rusia
La Casa Blanca anunció el martes por la noche, a través de canales indirectos, que el presidente Donald Trump había decidido suspender, al menos temporalmente, el envío a Ucrania de material militar indispensable para su defensa. La pausa, la segunda desde que Trump llegó al poder en enero, llegó sin aviso previo, sin una razón sólida aparente y apenas unos días después de la cumbre de la OTAN en La Haya, en la que la cuestión ucraniana quedó muy relegada por órdenes estadounidenses, pero en la que el presidente estadounidense indicó su predisposición a seguir enviando baterías antiaéreas hasta que Vladimir Putin aceptara un alto el fuego.
La decisión supone que Washington dejará de dar interceptores de defensa aérea, bombas y misiles guiados de precisión a Ucrania, alegando que el Pentágono está preocupado por los bajos niveles de sus stocks. Estas armas son cruciales en los esfuerzos de Ucrania por contener los ataques cada vez más intensos de Rusia. El momento no puede ser más delicado, ya que Ucrania está sufriendo mucho estas semanas para frenar los ataques rusos. Moscú está usando misiles balísticos capaces de esquivar los radares y los Patriot. Y además, ha multiplicado el uso de drones, de mucho más bajo coste, para bombardear varias veces por semana. Durante el fin de semana, una de esas oleadas para brutales involucró 477 drones, 46 misiles de crucero y 11 balísticos en la región occidental de Ucrania. Según la fuerza aérea ucraniana, solo se logró derribar un misil balístico.
La conmoción es enorme en Kiev. Cuando en marzo, tras una emboscada en el Despacho Oval, Trump congeló de un día para otro la asistencia militar y de inteligencia a Ucrania para doblar su mano y obligar a Volodimir Zelenski a aceptar un alto el fuego y unas negociaciones de paz muy duras, los expertos calcularon que Ucrania tendría como muchos seis meses de reservas para seguir defendiéndose, contando con que Europa redoblara esfuerzos. Ahora mismo no hay estimaciones sólidas, ni está claro que todo obedece a una maniobra diplomática o política todavía por revelarse o una decisión final que implica que Washington ha decidido formalmente ir desligándose de Kiev, dejándola a su suerte.
«Esto tendrá un impacto serio en la efectividad del combate», admitió en una entrevista con The New York Times este miércoles Oleh Voroshylovskyi, el comandante de una unidad ucraniana encargada de derribar drones rusos. «Estamos al corriente sobre los informes de retrasos en la entrega de ciertos elementos de paquetes de asistencia de defensa previamente asignados por Estados Unidos y estamos investigando las circunstancias reales. Ucrania no ha recibido ninguna notificación oficial sobre la suspensión o revisión de los plazos de entrega de la asistencia de defensa acordada. El Ministerio de Defensa de Ucrania ha solicitado una conversación telefónica con colegas de Estados Unidos para aclarar más los detalles», ha reaccionado el Ministerio de Defensa ucraniano en un comunicado en su canal de Telegram.
«Ucrania nunca ha pedido a Estados Unidos que envíe la 82 División Aerotransportada; ha pedido armas para defender su patria y su pueblo de los ataques rusos. Permitir que Rusia gane esta guerra sería un desastre absoluto para el pueblo estadounidense y para nuestra seguridad en todo el mundo», ha reaccionado Mike Pompeo, que fue secretario de Estado con Trump en su primer mandato.
La falta de suministros, y de stock, ha sido un problema para los aliados europeos de Ucrania desde 2023. Los 27 enviaban sus reservas a Kiev, y el dinero comunitario servía para ir adquiriendo nuevo equipamiento financiado a buen precio. Pero la producción, especialmente de proyectiles de 155mm, es lenta, y los fabricantes no daban abasto, en tiempos de paz, para cubrir las necesidades.
Ucrania ha invertido mucho en la producción nacional, por lo que tiene un plan B para la munición de ciertos sistemas. Pero no para el armamento más pesado y los misiles más potentes. Los Patriot son por ello una de las piezas más codiciadas por los ejércitos, ya que las guerras en Ucrania y Oriente Próximo han ido acaparando todos los suministros. Lockheed Martin fabrica unos 550 interceptores al año nada más, y además de EEUU hay otros 18 países que utilizan sistemas Patriot. Ucrania tiene seis operativos, usados principalmente para la defensa de la capital.
El Pentágono ha indicado que esta pausa no compromete forzosamente la ayuda a Ucrania, y asegura que le presentarán al presidente Trump otras opciones para «continuar el apoyo a Ucrania, coherentes con su objetivo de poner fin a la guerra». Pero sus movimientos son complicados de explicar, dada la planificación exhaustiva que supone una guerra y el respaldo a un aliado.
Según The Wall Street Journal este mismo martes se frenaron los envíos estadounidenses de material que ya estaba en Polonia, «incluidos más de dos docenas de misiles PAC-3 de Patriot, más de dos docenas de sistemas de defensa aérea Stinger, misiles aire-tierra Hellfire y más de 90 misiles aire-aire AIM», entre otros sistemas, según funcionarios de la administración y del Congreso. «Esta decisión se tomó para priorizar los intereses de Estados Unidos tras una revisión del Departamento de Defensa (DOD) del apoyo y la asistencia militar de nuestra nación a otros países del mundo», ha señalado Anna Kelly, portavoz de la Casa Blanca, en un escueto comunicado. «La fuerza de las fuerzas armadas de Estados Unidos sigue siendo incuestionable; pregúntenle a Irán».
Precisamente, lo ocurrido en Irán permite entender mejor la foto general. Tras el bombardeo de las instalaciones nucleares iraníes, Teherán respondió con misiles a las bases estadounidense en Qatar. Estuvo todo controlado, casi pactado al minuto, pero para derribar los lanzamientos se usó el mayor despliegue de Patriot en la historia de EEUU, según el Pentágono. Sólo en junio, Rusia envió más de 5.000 drones autodetonantes que se estrellaron en ciudades ucranianas, causando importantes bajas civiles.
«Según tenemos entendido, esta decisión se debe a que los almacenes están vacíos: hay pocas reservas de armas en ellos», ha afirmado entusiasmado el portavoz del Kremlin, Dmitry S. Peskov. «Pero en cualquier caso, cuanto menos armamento se envíe a Ucrania, más pronto terminará la operación militar especial», añadió utilizando el término oficial ruso para la guerra.
Las negociaciones están estancadas, y Trump, tras varios arrebatos contra Putin, parece haber arrojado la toalla. Hay una parte de su entorno, que quiere olvidarse de Ucrania y que cree que lo que pasa allí no es interés nacional. Con el vicepresidente JD Vance a la cabeza. Otros como el general Kellogg, en teoría el enviado especial para la guerra en Ucrania del presidente, y hasta hoy el más firme detractor de Moscú, están en el otro lado del especto.
«Los recientes comentarios sobre el estado de las negociaciones son orwellianos. Las afirmaciones rusas de que son EEUU y Ucrania quienes están estancando las conversaciones de paz son infundadas. El presidente Trump ha sido constante e inflexible en su compromiso de avanzar para poner fin a la guerra. Instamos a un alto el fuego inmediato y a avanzar hacia conversaciones trilaterales para poner fin a la guerra. Rusia no puede seguir ganando tiempo mientras bombardea objetivos civiles en Ucrania», lamentó en un escrito en sus redes sociales este lunes Kellogg.
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