<p class=»ue-c-article__paragraph»>Ecuador consolidó ayer su giro a la derecha revalidando la presidencia de Daniel Noboa con un triunfo arrollador y dando la espalda al populismo correísta que pretendía alinear al país con <strong>autocracias como Venezuela y Nicaragua</strong>. La victoria de Noboa inclina en cambio al país hacia el eje regional más afín a Trump, donde figuran el argentino Milei y el salvadoreño Bukele. </p>
Ecuador consolidó ayer su giro a la derecha revalidando la presidencia de Daniel Noboa con un triunfo arrollador y dando la espalda al populismo
Ecuador consolidó ayer su giro a la derecha revalidando la presidencia de Daniel Noboa con un triunfo arrollador y dando la espalda al populismo correísta que pretendía alinear al país con autocracias como Venezuela y Nicaragua. La victoria de Noboa inclina en cambio al país hacia el eje regional más afín a Trump, donde figuran el argentino Milei y el salvadoreño Bukele.
Las urnas asestaron a Luisa Fernández, heredera de Rafael Correa -exiliado en Bruselas tras su condena a ocho años por corrupción- una severa derrota por 12 puntos que la candidata se negó a encajar en un discurso incendiario en el que denunció fraude sin pruebas. Una acusación que desde España repitió Podemos, haciendo suya la causa de un movimiento que ha contribuido a polarizar con fuerza un país sacudido por la recesión y la inseguridad.
La violencia de los cárteles, que amenazan con convertir a Ecuador en un narcoestado, ha sido clave en el triunfo de Noboa, que en 2024 declaró el estado de excepción militarizando las calles y atajando en un 15% una tasa de homicidios que este año ha vuelto a repuntar. Aún así los ecuatorianos han confiado en su promesa de mano dura para un mandato que enfrenta enormes retos. El más importante, esquivar la tentación de copiar el modelo autoritario de Bukele, que ha reducido el crimen a costa de los derechos humanos y las garantías democráticas.
Internacional