Georgia y la oposición de las caras hinchadas: «Nos pegan para intimidar a los críticos»

<p class=»ue-c-article__paragraph»>El Gobierno de <a href=»https://www.elmundo.es/internacional/2024/12/02/674df9c1e4d4d8906f8b48b8.html» target=»_blank»>Georgia</a> ha aprobado un paquete legislativo que aumenta las penas por delitos relacionados con las protestas, en algunos casos con varios años de prisión. Ocho manifestantes, incluido el ex alcalde de Tiflis, Giorgi Ugulava, afrontan hasta cuatro años de cárcel por intentar bloquear una carretera. Algunos políticos han recibido castigos más instantáneos y brutales: <strong>golpes en el cuerpo y en la cara</strong> que, en algún caso, han requerido cirugía.</p>

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 El ex primer ministro georgiano y líder del partido de oposición Por Georgia, Giorgi Gakharia, acabó en el hospital después de ser atacado en un hotel por miembros del partido gobernante  

El Gobierno de Georgia ha aprobado un paquete legislativo que aumenta las penas por delitos relacionados con las protestas, en algunos casos con varios años de prisión. Ocho manifestantes, incluido el ex alcalde de Tiflis, Giorgi Ugulava, afrontan hasta cuatro años de cárcel por intentar bloquear una carretera. Algunos políticos han recibido castigos más instantáneos y brutales: golpes en el cuerpo y en la cara que, en algún caso, han requerido cirugía.

El país se enfrenta a una prolongada crisis política. Las protestas se han repetido todas las noches desde que los líderes del partido gubernamental Sueño Georgiano anunciaron en noviembre que congelaban la apertura de las conversaciones para unirse a la Unión Europea. Georgia ha vivido disturbios y repetidos ataques contra figuras de la oposición y manifestantes en los meses transcurridos desde las controvertidas elecciones a finales de octubre, pero en las últimas semanas la violencia ha pisado el acelerador.

El ex primer ministro georgiano y líder del partido de oposición Por Georgia, Giorgi Gakharia, acabó en el hospital después de ser atacado en un hotel por miembros del partido gobernante. Sufrió una fractura de nariz en el incidente, ocurrido en Batumi, en la costa del Mar Negro. Recibe a EL MUNDO en su despacho en las afueras de Tiflis, la capital de Georgia, donde denuncia que el ataque tuvo «motivaciones políticas» y que su objetivo era «intimidar a los críticos». «Los ataques agresivos y brutales del Gobierno contra políticos, periodistas o simplemente pacíficos manifestantes comenzaron después de las elecciones amañadas», añade, con la nariz todavía algo hinchada.

Giorgi Gakharia, ex primer ministro de Georgia.
Giorgi Gakharia, ex primer ministro de Georgia.Reuters

Gakharia fue atacado por el diputado de Sueño Georgiano, Dimitri Samkharadze, y el responsable de Economía y Finanzas de la región de Adjara, Giorgi Manvelidze. La oposición denuncia que otros diputados gubernamentales estuvieron involucrados en el ataque. Los dirigentes de Sueño Georgiano han acusado a Gakharia de haber iniciado él mismo el enfrentamiento.

Decenas de manifestantes denuncian haber sufrido violencia policial. El Gobierno los acusa de buscar un nuevo Maidán, como en Ucrania en 2014, con el fin de hacer caer al Ejecutivo. Gakharia niega que este sea el camino: «Nuestra protesta es totalmente pacífica, no hay radicalismo desde este lado de la protesta, y es por eso que, si alguien está interesado en la radicalización y desarrollo radical en el país, es, por supuesto, Rusia«.

El multimillonario georgiano Bidzina Ivanishvili, fundador y presidente honorario del partido en el poder, es considerado el líder en la sombra del país. En los últimos dos años, ha impulsado un nuevo pragmatismo con respecto a la relación con Moscú: no entreverado de lazos culturales y lingüísticos como los prorrusos de Ucrania, sino basado en conveniencias compartidas por las élites de uno y otro país. Y siempre coincidente con el putinismo en su rumbo conservador y en su hermanamiento con la Iglesia ortodoxa del país. Antes de las elecciones parlamentarias de octubre, Ivanishvili mostró un resquemor particular hacia Gakharia, afirmando en una entrevista que estaba particularmente «irritado» con él y su equipo y que merecían un «castigo severo».

Gakharia no es el primer líder de la oposición que se enfrenta a la violencia en los últimos meses. Decenas de periodistas y manifestantes georgianos también fueron atacados por matones progubernamentales durante unas protestas nocturnas que se han estancado durante el invierno ante la falta de resultados.

El 8 de mayo del año pasado fue atacado Dimitri Chikovani, miembro de la dirección del partido de oposición Movimiento Nacional. Sufrió una lesión cerebral traumática. «Es el fin del régimen, sus últimos suspiros. No pueden intimidarnos. Sueño Georgiano acabará; un régimen ruso no puede existir en nuestro país», declaró a los medios. Esa misma tarde, varios desconocidos dieron una paliza al diplomático Gia Japaridze. Sufrió una lesión en la médula espinal y fue ingresado tras ser agredido por varias personas cerca de la entrada de su casa. «A mí me ocurrió lo que está pasando en todo el país: fui atacado por individuos prorrusos«.

Gia Japaridze, ex embajador en Portugal.
Gia Japaridze, ex embajador en Portugal.E.M.

Igual que miles de georgianos, Japaridze exige nuevas elecciones tras las votaciones de octubre, que, según los partidos de la oposición, fueron amañadas a favor de la coalición gubernamental. Japaridze, que fue jefe adjunto de la misión diplomática en Lisboa, actualmente imparte clases en la Facultad de Relaciones Internacionales y Ciencias Políticas de la Universidad de Georgia. Desde su atalaya académica, pero con un pie nuevamente en la arena política, critica la deriva del partido en el Gobierno: «No es un partido político. Es ‘un show de un solo hombre’. Y hoy Georgia ya es un paraíso fiscal para Rusia, especialmente después de la llamada Ley offshore, adoptada por el Gobierno en abril de 2024. Así, el país ayuda a Rusia a evitar las sanciones internacionales», explica en un aula de su universidad.

Georgia ha condenado la invasión rusa de Ucrania en las votaciones de la Asamblea General de la ONU, pero no se ha sumado a las sanciones occidentales contra Rusia. Japaridze lamenta que «son muy hábiles en este sentido», pues en realidad «Ivanishvili no tiene planes con respecto a la UE; la considera junto a Estados Unidos como enemiga de su imperio financiero». Lo único que le importa a Ivanishvili, denuncia Japaridze, «es su riqueza personal, su dinero, su seguridad personal y la seguridad de su familia. Pone sus intereses en primer lugar y quiere tener a Georgia como su empresa».

Para que el negocio funcione, Ivanishvili necesita que la calle esté en silencio de una vez. El pulso empezó ya el año pasado con la ley sobre agentes extranjeros, que limita el trabajo y la financiación de las ONG. La normativa aprobada ahora prolongará la duración de las penas de cárcel por infracciones administrativas menores de 15 a 60 días, y aumentarán las multas y los períodos de detención por vandalismo menor, insultos a la Policía y otras infracciones.

La agitada noche del 8 de mayo, cuando fue atacado Gakharia, otro opositor al proyecto de ley sobre agentes extranjeros, Lasha Gvinianidze, fue golpeado en la calle. El líder del Movimiento Nacional, Levan Khabeishvili, también acabó en el hospital, requiriendo una operación en la nariz. Mientras el Gobierno acusa a los manifestantes de tener actitudes violentas, los georgianos están poco a poco acostumbrándose a ver en los medios los rostros hinchados de sus políticos.

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